May Lee Cosas

Lectores aéreos

TítuloLectores aéreos

AutoraGabriella Campbell

Año de publicación: 2015

SINOPSIS

Mantícoras moribundas. Musas desafortunadas. Cortes de realidad. Un universo paralelo escondido en el trastero de un restaurante. Casas que respiran. Vacas alienígenas. Magos enamorados. Mujeres que paren delfines. Adictos sin remedio. Pelucas con escenas navales. Corazones de cristal. Reencarnaciones fatales.

Estos son solo algunos de los temas presentes en estos catorce relatos de corte fantástico (y uno de terror). Todos los cuentos van tocados de algo que no es de este mundo y todos tienen en común una búsqueda de lo bello y lo tenebroso a través de la sexualidad, el absurdo y, cómo no, la magia.

MI RESEÑA

Bajo el subidón de acabar de leer Revenge, dije que no conocía a nadie que hiciera ese terror adorable-macabro-agradable tan bien como lo hacen los japoneses (y que en realidad conozco más por el cine que por la literatura). Ilusa de mí, ni se me ocurrió pensar que eso pudiera existir al mismo nivel cuidado, estudiado, minucioso y aparentemente casual, si no era salido de Japón… Y resulta que lo he encontrado en España. Ya vaticiné en mi reseña de El fin de los sueños que iba a seguir leyendo a Gabriella, pero lo que no vi venir es que su registro y capacidad de escritura pudieran abarcar tanto. Disfruté mucho con El fin de los sueños y por eso me di por satisfecha con ello y no esperé leer nada mejor (ni peor) con su firma (que tampoco es que sea poco decir, insisto, de forma liviana esta vez, por miedo a caer en el fangirlismoexcesivo, que su blog MEDALAVIDA) y cuán maravillosa sorpresa me he llevado con Lectores aéreos.

PERSONAJES, HISTORIAS Y TODO LO DEMÁS

Me suele costar bastante esfuerzo meterme en mundos nuevos cuando leo. Los primeros capítulos de libros que transcurren en universos distintos siempre se me hacen cuesta arriba, (aunque eso no me impide leer ciencia ficción con saña de todas maneras…) sin embargo, con este libro, nada más empezarlo me encontré completamente sumergida en la realidad nueva que presenta el primer relato. La información sobre el entorno iba llegando de forma natural, pero sin hacerse esperar; sin que quedase forzado, pero tampoco aburrido. Así que el primer relato me atrapó y ya me quedé enganchada.

La palabra que más he repetido en las anotaciones que he hecho mientras lo leía es “bonito”. Y lo es, es muy bonito. Pensé “qué bonito” en la mayoría de los relatos y no puedo evitar pensar “qué bonito” al pensar en el libro en general. Pero es que de verdad que lo es, es bonito como él solo.

Pero también es muchas otras cosas:

Es original. Cada relato tiene un “algo” de fantasía diferente y en casi todos los casos son ideas nuevas que no había leído antes. Es tenso en repetidas ocasiones. La fantasía no tiene que ser agradable, (en cuanto a contenido,) y en este libro la mayoría de las veces no lo es (aunque su forma sí lo sea). Es gracioso también a veces.

Es sorprendente. La cantidad de WTF y/o mindblowns que me trajeron las historias constituyeron una cifra importante. La mayoría de los giros argumentales me pillaron desprevenida. Incluso cuando ya me acostumbré a ser sorprendida y empecé a esperar la sorpresa, seguí sin verla venir del todo. En los cuentos en los que averigüé algo del final antes de que llegase, tampoco llegué a acertarlo todo. Todos me sorprendieron. Tal vez parezca una tontería, pero quien haya visto películas conmigo sabe que cuesta sorprenderme con una trama y que la ausencia de clichés es algo que valoro muchísimo.

Es rico. Como en El fin de los sueños, el catálogo de adjetivos que utiliza es aparentemente infinito y a menudo poético, pero sin entorpeder la fluidez de la lectura. Es deslumbrante. Consigue que lo horrendo suene bonito mientras sigue pareciendo horrible (de ahí que me recordase a Yoko Ogawa). Es realista. No la parte de parir delfines, tal vez, (y digo TAL VEZ porque quién soy yo para saberlo, yo soy más de letras,) pero cada personaje que sale o se menciona es una persona con fondo y coherencia. Y aquí “coherencia” es la palabra clave, porque vale que no sé cómo reaccionaría alguien ante la presencia de un dragón porque se supone que no existen, pero el caso es que cómo lo cuenta la señorita Campbell hace que me crea que sería exactamente así, como pasa en su libro, porque lo que cuenta tiene todo el sentido del mundo.

Es agradable. Al final, todas las sensaciones que pueda despertar parten de que no deja de ser cautivante. Agradable cómo está escrito y agradable cómo te mete hasta el fondo de la historia, del momento y de los personajes en tan poquito tiempo, en tan pocas páginas. De verdad que para mí, otra vez y sobre todo, es bonito. Cada frase, cada metáfora, cada símil tiene chicha, tiene valor y contenido e importancia. Parece que ninguna frase, ni ninguna palabra esté colocada por casualidad. Además, creo que no es posible leerlo sin conseguir que despierte alguna que otra emoción. “Emoción”, sí, así, de forma inconcreta. Veo muy complicado leerlo y que te la resvale no te diga nada o que no produzca ninguna reacción emocional.

A algunos de los relatos más cortos he tenido valor hasta de llamarlos perfectos. Y lo pongo aquí sin vergüenza alguna: per-fec-tos (así lo escribí además en las notas del Kindle, separando sílabas, para que no se pudiera confundir con un error de autocorrección de un teclado endemoniado). Por su sencillez (que no simpleza) y su pulcritud. Por no poder decir nada que les pudiera poner, quitar o cambiar: perfectos. Y es que encima hasta las historias más cortas me dejaron loker (en el buen sentido, si es que existe uno malo).

Otras de las palabras clave que utilicé en mis notas fueron:

Brutal.

Damn.

BOOM. Ante el final del último relato.

Y eso es lo que quiero decir como conclusión: que lo leáis porque BOOM.

También anoté lo siguiente:

living

True story.

LGTB

Añado esta sección sobre lo que en principio no tenía intención de mencionar porque, casualidad, Gabriella lo ha comentado justo en este artículo, así que aprovecho la ocasión:

(…) me recordó a una pregunta que me hicieron una vez sobre Lectores aéreos, de por qué casi todos los personajes que salían eran LGTB.

¿Y por qué casi todos los personajes que leo en otros libros no son LGTB?

A eso vamos: si hay algo que te aburre, que te cansa, algo que quieres hacer de otro modo, cámbialo tú. Para eso también escribimos.

Yo, sin darle muchas vueltas vuelta alguna, di por hecho que esto de que casi todos los personajes de Lectores aéreos sean LGTB lo hizo porque le había salido de la seta. Llamadme loca si queréis. (O vulgar, pero no me estaréis diciendo nada que no sepa #sorrynotsorry.) Agradecí y me emocionó que así fuera y seguí feliz con mi lectura porque creo que es una cuestión a la que no tendríamos que dar mayor importancia. Pero, ya que estoy, diré que me produce una sensación un tanto desagradable que “LGTB” exista como género literario. Como si una obra histórica, una de fantasía y otra de ciencia ficción pudieran y debieran ser excluidas de sus respectivas secciones porque sus personajes no sean heterosexuales y en consecuencia se convirtieran en un género en sí mismo. Porque no lo es. (Si me decís que todos los libros que ponen en este tipo de sección tratan específicamente sobre no ser hetero y sus consecuencias, tendré que cambiar de opinión, pero no fue eso lo que vi en el Waterstones que visité en Londres.)

Waterstones_Piccadilly_LGBT book section_London

MUSA

Musa es el segundo relato y cuando llegué a él todavía estaba descubriendo el tono del libro, por eso fue el que más me sorprendió, así que, como es de los más cortos, decidí leérselo a alguien para compartir la buena droga que estaba consumiendo.

Ese alguien, tras quedarse igual de ojiplático que yo, me dijo lo siguiente:

“Las musas están condenadas a ser musas.
Era lo único lógico que podía pasar.”

Y me gustó cómo lo dijo porque es verdad, era lo único lógico que podía pasar. Porque dentro del terror adorable-macabro-agradable de Lectores aéreos no hay nada cuestionable, todo tiene sentido.

POR ÚLTIMO

Gabriella también ha escrito lo siguiente en su blog:

“(…) yo tenía un buen puñado de relatos que había presentado a concursos y a convocatorias varias y que no habían llegado a nada. Así que ese rechazo sirvió para reescribir algunos de ellos, mejorarlos, y todo por la idea de que, aun así, merecían ver la luz del día. Y eso se convirtió en Lectores aéreos.” 

Y solo quiero decir que me alegro mucho de esos rechazos si han dado como resultado este libro tan bonito.

SENSACIÓN GENERAL: BOOM

··· Esta es una reseña del libro leído en castellano ···

Si quieres saber más sobre mi sistema de puntuación puedes leerlo aquí.

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