May Lee Cosas

Encerradas de verdad, no por coronavirus

Título: Inside This Place, Not of It: Narratives from Wome’s Prisons

SPANISH NOT FOUND

Editoras: Robin Levi y Ayelet Waldman

Año de publicación: 2011

SINOPSIS

En las prisiones de Estados Unidos la gente es sometida como algo habitual a abusos físicos, sexuales y psicológicos. Mientras esto ya ha sido documentado en las prisiones para hombres, las mujeres encarceladas a menudo sufren en anonimato. Este libro trata este grave problema de justicia social, permitiendo a mujeres que están o han estado en prisión compartir sus historias hasta ahora silenciadas.

MI RESEÑA

Escribo esto cuando en España llevamos una semana en estado de alarma y en cuarentena por el COVID-19. Hace unos días, durante una de mis clases de la universidad, que ahora se imparten online, cuando mi profesora nos recordó por enésima vez que es ilegal grabar el  contenido de las clases, tanto en audio, como en vídeo, y que si se descubre que alguien lo ha hecho… “bueno, ya sabéis”, un compañero dijo “sí, que iremos a la cárcel”, a lo que otra compañera contestó “ya estamos en la cárcel”. Mi profesora, empática y con el halo maternal que la caracteriza, le dio la razón y añadió que ella también lo está.

Yo, que justo me hallaba leyendo Inside This Place, Not of It, me retorcí en mi silla pseudogamer de calidad media y me mordí la lengua las teclas ante esos frívolos comentarios.

Estamos en un momento en el que parece que la población se divide en dos. Esto es algo habitual en tiempos no-pandémicos también: Star Trek o Star Wars, Cola Cao o Nesquik, perros o gatos, The Beatles o Queen, etc. Las nuevas categorías son: búsqueda de entretenimiento feel good o búsqueda de entretenimiento con tramas que se basan en enfermedades. No tengo nada en contra de ninguna de las dos vertientes, por el contrario, me encanta el movimiento de recomendación de libros (y otras formas de entretenimiento) a mansalva, pero me parece que hay una tercera opción muy adecuada para este momento, que es leer Inside This Place, Not of It.

Porque, si la gente se siente encerrada ahora, cuando mantenemos todos nuestros derechos y podemos ir al supermercado, pasear al perro y salir para todos los recados que necesitemos, qué mejor momento que este para plantearnos cómo se deben sentir las personas que están encerradas de verdad. Y que pasan encerradas años, no semanas.

Encerradas con sentencias que, mucho más a menudo de lo que debería ser, no son fruto de que se haya hecho justicia, sino del horrible e injusto funcionamiento del sistema jurídico de Estados Unidos. Frecuentemente por situaciones derivadas de la pobreza, del racismo o de otros tipos de discriminación.

Llamamos cuarentena a esta situación que incluye muchos memes que disfrutamos desde nuestros teléfonos y ordenadores, mientras aplaudimos en nuestras ventanas (a mi parecer más por crear una sensación de comunidad ficticia que por agradecer el trabajo de nadie) y algunos aprovechan para tomar el sol en sus balcones o terrazas o, los más afortunados, en sus jardines y piscinas (e incluso en sus islas privadas, como cierto jugador de fútbol cuyo nombre no recuerdo).

Sin embargo, cuando las mujeres son trasladadas de un centro penitenciario a otro, a veces son obligadas a pasar cuarentenas que consisten en estar (con suerte no mucho más de) un mes metidas en una sala sin ventilación, encerradas con otras 100 mujeres, con menos de medio metro de espacio entre literas, mientras sus necesidades médicas son ignoradas.

Inside This Place, Not of It habla de eso y de mucho más: de cómo los abusos sexuales son prácticamente la norma en la cárcel, casi siempre por parte de los trabajadores de seguridad hacia las encarceladas y rara vez entre las prisioneras; de que las personas que entran con enfermedades son tratadas con negligencia; de que la humillación pasa a ser la forma de vida de estas mujeres; o de cómo el trato que se da a las personas embarazadas es alarmante y peligroso.

Si estáis pensando algo similar a “si no quería estar embarazada en la cárcel, que no hubiera cometido el crimen que la ha llevado ahí”, enhorabuena, eso (de forma mucho más agresiva y con insultos añadidos) es lo que le gritaron a la narradora de la primera historia que contiene este libro, la cual fue a la cárcel por deber 700 dólares al supermercado en el que trabajaba tras no cobrar los pañales a las mujeres que, como ella, apenas podían permitírselos.

Es un libro duro y difícil de leer por su contenido, pero necesario para una concienciación que hace falta propagar. Porque, además, no nos engañemos, Estados Unidos no es el único país cuyas cárceles están llenas de maltrato.

La forma del libro es lo único agradable de este. Está dividido en capítulos y cada uno cuenta la historia de una mujer (excepto uno, que lo cuenta un hombre encarcelado en una prisión de mujeres y habla de todo el prejuicio y problemas añadidos por ser transgénero en esta situación). Las vidas de estas personas están contadas a un ritmo perfecto, con los detalles necesarios para entender, pero sin buscar el melodrama, por el contrario, todas las historias tienen un sabor optimista de fondo.

Es un libro que encoge el corazón, el intestino y los conductos lacrimales, pero que también trae consigo mucha esperanza. Por un lado te quita las ganas de pertenecer a este mundo cruel, pero por el otro te da ganas de sacar provecho del mismo, poniendo en perspectiva todo lo que conocemos y damos por sentado.

··· Esta es una reseña del libro leído en inglés ···

 

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