La sustancia se estrenó antes de que este blog empezase a incluir oficialmente contenido sobre cine de terror, así que no pensaba escribir esta reseña. Pero el otro día me encontré escribiéndola mentalmente, mientras intentaba ordenar los motivos por los que creo que no hay que ver La sustancia (The Substance, 2024), ya que me gustaría convencer a alguien de ello. Así que, al final la he escrito. Sin spoilers y con la finalidad de decir lo máximo posible desvelando lo menos posible.
Es un enfoque un poco raro para la reseña de una de mis películas favoritas de este año, pero vamos a ello.
[RESEÑA SIN SPOILERS]
AUNQUE PODRÍA DISCUTIRSE QUE A CONTINUACIÓN APARECEN GRANDES SPOILERS SOBRE LOS TEMAS PRINCIPALES DE LA PELÍCULA Y SU FORMA. PERO, SINCERAMENTE, SI DE VERDAD NO QUIERES NINGÚN TIPO DE SPOILER, DEJA DE LEER RESEÑAS Y VE A VERLA.
SINOPSIS
Una famosa monitora de aeróbic decide probar una droga del mercado negro que le da una versión más joven de sí misma.
DIRIGIDA POR: CORALIE FARGEAT. PROTAGONIZADA POR: DEMI MOORE, MARGARET QUALLEY Y DENIS QUAID. GÉNERO: ciencia ficción, terror corporal, thriller psicológico, sátira.
La sustancia es una crítica sobre la obsesión por la juventud y la belleza de la industria del entretenimiento que personifica, dándole una forma grotesca, la idea de la «violencia internalizada contra uno mismo», como ha comentado la propia directora en varias entrevistas sobre la película. Y es impresionante cómo Fargeat ha conseguido convertir todo ese enfado y esa violencia en una pieza ultra «divertida» (dentro de lo muy macarra que es).
Uno de los puntos más llamativos de esta película es su impacto visual. Mucho más allá de los efectos especiales (también estupendos), destaca por su impecable dirección artística. Consigue crear una atmósfera surrealista y de mal rollo que no te deja más remedio que sumergirte por completo. Con una vibrante paleta de colores, que es digna de una pesadilla, hace que todo dé la sensación de ser superficial y peligroso, generando una tensión y agobio constantes.
The Substance es una película hecha para crear fuertes emociones en el espectador. No es nada sutil en los temas que aborda, pero aún así hay mucho en lo que deja profundizar.
Nos hace vivir una experiencia cíclica, cuya estructura narrativa evita el desarrollo lineal y da vueltas alrededor de las mismas cuestiones temáticas, emocionales y argumentales. Una construcción que genera la sensación de estar atrapado, tanto para los personajes como para los espectadores.
Lo más terrorífico de La sustancia no es el terror corporal. De hecho, para mí, como persona acostumbrada a ver sangre y cosas raras en las películas, el body horror fue un alivio cuando se convierte en el centro de atención, ya que esa parte de fantasía te permite separarte un poco de la intensidad de la historia.
Es un largometraje de puro terror precisamente porque, aunque sea de una manera extremadamente extrema y con unos planos inhumanamente preciosos, se sustenta totalmente en el mundo real.
Y, con eso y todo, lo que más asco da de toda la película es Dennis Quaid comiendo gambas.
LONG STORY SHORT
La Sustancia (2024) es profundamente inmersiva, tiene una estética impecable y una narrativa diseñada para generar una respuesta emocional muy intensa. Una película imprescindible para los amantes del género de terror que estén dispuestos a ser succionados en un intenso bucle emocional que, aunque fascinante, puede ser fácilmente abrumador. Sobre todo si tenemos en cuenta su resolución narrativa, que refuerza el malestar en lugar de ofrecer una respuesta tranquilizadora.
Es una película que no concede tregua emocional, en la que vivimos un ciclo que no solo se manifiesta en la repetición de patrones en la historia, sino también en la imposibilidad de los personajes para romper con las dinámicas de sufrimiento, obsesión y destrucción en las que están atrapadas.
Esto genera sensación de inevitabilidad, puesto que no importa cuánto intente nadie avanzar, terminan volviendo al punto de partida. Y ver este ciclo, a pesar de que sea transportado con la distracción del gore, amplifica el malestar y la tensión, despojando al público de cualquier esperanza de resolución o descanso; dejando un eco de desasosiego que permanece mucho después de que termine la película y que hace a toda la gente de tu alrededor comentar lo agobiante que ha sido verla.
Por todos estos motivos, La sustancia es una auténtica obra de arte. Pero tal vez no sea para ti.
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