Título: Bunny
SPANISH NOT FOUND
(No sé a qué esperan para publicarlo en castellano, pero están tardando.)
Autora: Mona Awad
Año de publicación: 2019
SINOPSIS
Samantha se siente fuera de lugar en su pequeña y selectiva clase de escritura creativa en la Universidad Warren. Es una estudiante becada que prefiere la compañía de su oscura imaginación antes que a la mayoría de la gente. Además odia a sus cuatro compañeras del máster que está cursando: un grupo de chicas ricas que se refieren unas a otras como «Bunny» («Conejita») y que a veces parecen cuatro fotocopias de la misma persona.
Pero todo cambia cuando las Bunnies invitan a Samantha a una reunión fuera de la universidad y Samantha se encuentra inexplicablemente atraída por la idea de ir. Nada podría haberla preparado para lo que se encuentra allí. A partir de ese momento, cuanto más se acerca al siniestro, aunque empalagoso, mundo de las Bunnies, la realidad empieza a convertirse en algo cada vez más difuso.
RESEÑA
Harta de oír una y otra vez durante un año entero cómo este libro es comparado con el clásico cinematográfico Chicas malas (2004), no me quedó más remedio que terminar leyéndolo. Y menos mal. Fue el último libro que leí en 2020 y se convirtió de la misma en mi novela favorita del año.
Me cautivó desde el principio al ver que todas las comparaciones que había visto hacer con él eran ciertas: también tiene reminiscencias de las películas Heathers* (1988) y The Craft (Jóvenes y brujas, 1996). Así que, cómo no me iba a gustar cuando amo con todo mi ser estas tres películas.
Algo positivo y negativo que puede tener, según cuál sea su lector, es que es RARO. Positivo para quien le guste lo raro o le apetezca experimentar con una literatura que se sale un poco de la norma; negativo para quien quiera que se lo den todo mascadito y no llevarse sustos.
Está narrado de una manera que a ratos puede resultar abstracta pero, con eso y todo, Mona Awad se las maneja para hacer que en pocas páginas le cojas el tranquillo a la historia y a sus personajes.
Las Bunnies del libro, a las que la protagonista odia desde la misma página 1, son cuatro personajes muy similares, que además se mueven en grupo y ni siquiera tienen nombre propio la mayoría del tiempo porque se llaman «Bunny» la una a la otra durante toda la novela y, a pesar de todo esto, está escrito de tal manera que son fácilmente diferenciables, lo cual tiene mérito porque además la autora juega a hacer que estos personajes pierdan la nitidez y se fundan unos con otros convirtiéndose en una masa deforme que la protagonista no acaba de entender y que, sin embargo, el lector puede seguir sin esfuerzo.
Otra cosa positiva o negativa según quién lo lea: hay quien lo considera un poquitito gore. A mí no me pareció para tanto, pero supongo que a quien le dé miedo la sangre no le hará mucha gracia, aunque yo creo que este está lejos de ser un elemento protagonista en la historia de Bunny.
Algo que me gustó especialmente es la redondez de Samantha, la protagonista, que es una contradicción andante. Le horrorizan las Bunnies y su universidad, pero aún así no puede evitar sucumbir a la necesidad de sentirse incluída, una paradoja indudablemente humana.
No quiero hacer spoilers y es difícil hablar de Bunny sin hacer spoilers, sin embargo, me veo en la obligación de responder a todas las (tal vez millones de) reseñas que he visto sobre este libro que dicen que el final es abierto porque no estoy nada de acuerdo con esta opinión. El final me pareció maravilloso, perfecto y de todo menos abierto. Así que, para defender este veredicto, dejo al final una sección con mi análisis del libro, en el que explico mi interpretación del final y del resto de la novela.
Pero ya antes de llegar al desenlace el libro me volvió loca de la mejor manera posible: no era capaz de decidir si había magia o no, si lo que estaba pasando era real o no, si Samantha, que es la narradora de la historia, es de fiar o no, ya que, tanto lo que cuenta, como cómo lo cuenta, va variando a lo largo de la historia.
Es verdad que la primera mitad del libro es mucho más intrigante y excitante que la segunda pero, a mi parecer, queda totalmente compensado y justificado con el desenlace. De hecho, el final me pareció tan sublime que me hizo llorar. Por eso, así como por su parodia a los cursos de escritura creativa y por otras cosas que no quiero desvelar porque me parece que merece la pena descubrir de primera mano, considero que Bunny es una novela redonda y solo por este libro tengo intención de leer todo lo que haya publicado (que por desgracia no es mucho) y vaya a publicar (que ojalá sea mucho) Mona Awad.
*Según Wikipedia, la película Heathers se llama Escuela de jóvenes asesinos en España y Argentina pero, aparte de que no he oído ese título en mi vida, me niego a llamarla así.
··· Esta es una reseña del libro leído en inglés ···
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Sospecho que el motivo principal por el que la gente está llamando «abierto» o «confuso» al final de Bunny es el hecho de que en ningún momento se explica en qué consiste la magia de las sesiones de conversión de conejitos.
A mí, lejos de molestarme esto, me parece que los detalles del funcionamiento de estas magias raras son irrelevantes para lo que busca expresar la novela. Por eso, explicar algo al respecto sería desviar la atención de lo que creo que Awad intenta decir a través de esta historia.
Mi interpretación es que Bunny es una alegoría sobre la creatividad y sobre el peligro de sumergirse en exceso en nuestra propia imaginación y en nuestra propia mente. Nos cuenta de una manera divertida y emocionante cómo alguien puede llegar al punto de separación con la realidad; qué pasa si no tienes cuidado y te preocupas por mantener un pie sobre la Tierra y un mínimo de contacto con el resto de sus habitantes.
Las que tienen el poder de hacer magia en este libro, tienen todas algo en común: escriben. Y no solo escriben, sino que les interesa suficiente como para estar haciendo un máster de escritura creativa. Por eso no es casualidad ni una tontería arbitraria que las Bunnies se refieran a sus hombres-conejo como bocetos o que hablen de la idea de «kill your darlings», algo así como «mata a tus seres queridos». Este concepto consiste en ser capaz de eliminar partes de tus textos cuando es conveniente para el bien general de la historia, por mucho cariño que les hayas cogido.
Esto es algo que Mona Awad ridiculiza de forma magistral al llevarlo al extremo literal, teniendo a estas chicas guapas y aparentemente adorables asesinando hombres que han creado ellas mismas transformando conejos.
Estas chicas guapas y aparentemente adorables saben mucho de teoría y análisis literario y se encargan de que esto quede claro constantemente en sus petulantes reseñas del trabajo del resto. Reseñas que contienen muchos tecnicismos y poco contenido.
Sin embargo, por mucha teoría y nomenclatura que dominen, no consiguen que los hombres-conejo no les salgan con un millón de taras como, por ejemplo, que nunca hayan sido capaces de hacerlos con manos o genitales.
Y ahí está Samantha mientras tanto que, sin ser siquiera consciente de ello, lleva todo su paso por la universidad teniendo por mejor amiga a un cisne que ha convertido de forma tan realista que no es capaz de ver que es fruto de su imaginación.
A pesar de que Samantha crea que no tiene suficiente poder como para crear un hombre-conejo como el resto de las Bunnies, resulta que, por el contrario, tiene más poder que las demás. No solo sus conversiones tienen manos, sino que es capaz de convertir animales mucho más grandes.
Cuando las Bunnies se enamoran del señor-ciervo, de lo que están enamorando es de la obra de Samantha. Obra que es más grande y realista de lo que ellas han conseguido hacer nunca. He ahí el motivo de su amor-odio hacia Samantha. Durante la novela no fui capaz de decidir si las Bunnies apreciaban de verdad a Samantha o si era todo un gran plan para torturarla. Tras terminarlo decidí que ambas opciones son correctas y fruto de la envidia.
Las Bunnies sí conocen el gran poder que tiene Samantha y por eso la admiran y odian a partes iguales, al no considerarla digna de este poder con el que consigue llevar a cabo mayores cosas que las que ellas son capaces de lograr por mucho esfuerzo e intencionalidad que pongan en sus sesiones de convertir conejos.
Por último, el final, lejos de quedar abierto, deja claro que, tras todo el trauma vivido al haberse tenido que enfrentar a la realidad de la que llevaba tanto tiempo desconectada, Samantha elige quedarse en el mundo real. Se encuentra ante otro cisne y, por lo tanto, ante la posibilidad de volver a crear un nuevo entorno ficticio, una nueva Ava. Sin embargo, rechaza esa posibilidad cuando acepta quedar con su amigo para hacer un plan nada especial esa noche. Este amigo es el único contacto que Samantha ha tenido con la realidad durante toda la novela y, como tal, ha estado rechazando hasta este último momento.
De esta manera, la autora, en la gran metáfora que es Bunny, explora qué pasa si estás tan perdido que se te va de las manos y llegas al punto de ser incapaz de conectar con nada que no salga de tu imaginación, para terminar dando a entender que ese no es un plan sostenible y que lo saludable es encontrar la manera de vivir en el mundo real, por doloroso que este sea.
Yedra 12 septiembre 2022
Hola!
Una pregunta, el libro solo está en Inglés. Te fue complicado entender la historia? o está desarrollada de una manera simple y que se puede seguir?… yo personalmente tengo el B2 pero claro.. nunca se sabe hasta que punto uno entenderá algo o no. Por eso quería saber cual fue tu propia experiencia.
Gracias! 🙂
mayquilez 13 septiembre 2022 — Autor de la entrada
Pues no deja de ser un libro juvenil, con lo que el léxico y la forma en la que está escrito no es muy complejo.
Creo que un B2 es suficiente para leerlo, pero me imagino que depende de si sueles leer en inglés o no. A mí me resultó sencillo, pero yo casi todo lo leo en inglés, así que creo que ante la duda lo mejor es intentar leerlo y juzgarlo de primera mano ;P